lunes, 1 de octubre de 2007

MALAS DE LA TELE: ALEXIS


Hubo dos mujeres que marcaron mi infancia: la Bruja Avería y la mala malísima que hoy nos ocupa, Alexis Morell Carrington Colby Dexter Rowan.

Ah, Dinastía...ese mundo de fantasía donde la gente desayunaba caviar y champán, los hombres llevaban traje hasta para ir al pozo petrolífero y las mujeres lucían vestidos imposibles con hombreras más grandes que su cabeza. ¡Qué tiempos aquellos!

Dinastía comenzó simplemente como una respuesta de la cadena americana ABC ante el éxito de la competencia, la CBS, con Dallas. Como casi todas las copias, no tuvo tanto éxito como la original y a punto estuvo de ser retirada tras sólo una temporada. Como último recurso, los productores introdujeron un nuevo personaje que no sólo salvó la serie sino que definiría la nueva dirección que tomaría ésta: Alexis. Su entrada en la serie no sólo significó la introducción de un supervillano, cosa que ya existía en su versión masculina en Dallas con el inefable JR, sino que con ella además la serie dio un giro hacia la personificación del glamour a toda costa, lo que la diferenció definitivamente de los pueblerinos tejanos de Dallas y cimentó su consiguiente éxito.

Para los que no conocéis la serie, Alexis era la primera mujer de Blake Carrington, el magnate del petróleo protagonista, casado en segundas nupcias con la sosaina rubia Krystle, que, oh casualidad, era su ex secretaria. Blake se divorció de Alexis tras descubrir el lío que ésta tenía con el capataz del rancho y, no contento con eso, la echó de Denver y le prohibió volver a ver a sus hijos. El retorno de Alexis se produce como testigo en el juicio contra Blake por la muerte del novio de su hijo gay, Steven. La declaración de Alexis es determinante para que el jurado condene a Blake, aunque al final por una serie de tecnicismos éste no tiene que ir a la cárcel. Aunque al principìo parece que la estancia de Alexis en Denver no se va prolongar, al final decide quedarse y a partir de ahí se dedica básicamente a hacerle la vida imposible a to pichichi, sobre todo a Blake y a Krystle, a la que desprecia con pasión. Alexis pronto se lía con Cecil Colby, el mayor rival en los negocios de Blake y, tras provocarle un infarto mientras hacían sus cositas en la cama, le obliga a casarse con ella justo antes de morir y dejarle todo su dinero. Esto la convierte en una mujer inmensamente rica y, desde entonces, sus delirios ya no tienen límite. Durante el resto de la serie se casa dos veces más, tiene mogollón de líos, provoca un aborto a Krystle, compra a dos de las mujeres de sus hijos para que los abandonen y hace que el mayordomo de los Carrington se suicide después de amenazarle, entre otras lindezas.

Pero lo que verdaderamente hace destacar a Alexis sobre otras malas de series y culebrones es lo sumamente divertida que es. Ella siempre tiene la contestación adecuada en el momento adecuado. Cuando su hija Fallon le recrimina por haberlos tenido a ella y a su hermano abandonados tantos años, Alexis le responde: "Me alegra que tu padre te haya hecho arreglar los dientes, lástima que no hiciera lo mismo con tu lengua". En otro episodio, una de sus múltiples enemigas se atreve a llamarla zorra y ella, sin inmutarse, le replica: "Bueno, si soy una zorra, aprende de mí. Puede que lo necesites". Maravillosa. Y no menos maravillosos a la par de hilarantes son esos momentos en los que llega a la oficina y se equivoca constantemente con el nombre del secretario buenorro de turno, que va cambiando cada episodio. Pero lo mejor de lo mejor son sus peleas con Krystle, y no precisamente verbales. Sirva como ejemplo ésta, posiblemente la pelea más famosa entre ellas, que tiene lugar en el estanque del jardín de los Carrington. Disfrutadla...



Raro


9 comentarios:

Maggie Wang Kenobi dijo...

que bonitos momentos, sisisi. Que la primera temporada la echaron en la primera por la noche, con dos rombos y mis papis no me dejaban verla, mira tú que cosas...

Corredero dijo...

La pelea me parece lo más.
Lo más las hombreras de la boba (reconozcamos que Alexis era más discreta para estos menesteres hombreriles. Que era más bajita)
Y uno de los momentos más maravillosos es el momento sombrero de Alexis convertido en nenufar piscinil. Tremendo.

meimen y raro dijo...

Tienes razón, corredero, Alexis era más de sombreros, que la hacían más alta. Aunque puede también que lo de los sombreros fuera para utilizarlo como arma si era menester, como en este caso.

Hay un detalle que no sé si os habéis fijado pero que traería consecuencias . Cuando llega Blake a separarlas, Alexis está tocándose la oreja y buscando algo. Más adelante intentará obligar al mayordomo de Blake para que vacíe el estanque, ya que se le ha perdido un pendiente en la pelea.

Cómo es ella...

Raro

nanyu fonseca dijo...

estoy flipado con la precision alcanzada en este resumen de la serie y del personaje en concreto de Joan Collins (que se os ha olvidado darle el credito a ella!).

increible la retaila de apellidos que se gastaba la tipa al final de la serie... casi tan larga como las hombreras de los vestidos de Kristle!!!!

meimen y raro dijo...

Gracias nanyu. Es lo que tiene ser fan de toda la vida de Alexis. No es que se me haya olvidado dar el mérito que se merece a Joan Collins, es que de ella ya hablaré en otro post, porque también tiene lo suyo.

En cuanto a los apellidos, es curioso que el apellido que usa con más consistencia a lo largo de la serie sea Colby, aunque su matrimonio con Cecil Colby durara apenas unos minutos...

Raro

Mocho dijo...

Wenas y Hola
(Primera vez por aquí, salto desde el Corredero's blog).

Impresionante Alexis, sólo su manera de correr la cortina o señalar con el dedo son gloriosas.

Detalle:

En la mierda de copia de Dinastía que fue Los Colby, Sable hablaba de "su prima Alexis", pero era una penosa aprendiz de mala comparada con ella.

Manu dijo...

Ay, tenemos tanto que aprender de las malas de la tele!

Anónimo dijo...

¿Todos estos datos los conservas en tu cabecita?¿se puede ser tan friky?

Corredero dijo...

Vicen, ¿cómo llamas friky a Raro?
Raro es raro y yastá. Es un gran acumulador de conocimientos inútiles.